Caccia: Acciones urgentes contra riesgos de centrales nucleares en zonas de guerra
Vatican News
La central nuclear de Zaporizhzhia, si se convirtiera en objetivo de los combates, constituiría una amenaza para el medio ambiente, poniendo en peligro la salud y la seguridad de las poblaciones cercanas. Por ello, la Santa Sede “exhorta vivamente a la ratificación del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (Tpnw) y del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTbt)”.
La importancia de los tratados
El arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, intervino en la Asamblea General de la ONU dedicada a los efectos de las radiaciones atómicas para reiterar la alarma del Vaticano ante el “riesgo significativo de una emisión incontrolada de radiaciones ionizantes” en relación con la central nuclear ucraniana y también con la de Kursk (Rusia). Esta situación, explicó Caccia, “requiere atención y acciones urgentes para mitigar los riesgos asociados a las instalaciones nucleares en zonas de conflicto, garantizando que la seguridad de las personas y de nuestra casa común sea una prioridad”. Los tratados Tpnw y Ctbt son, por tanto, “instrumentos esenciales para prevenir y reducir la exposición a radiaciones nocivas, salvaguardar nuestro entorno común y proteger a las víctimas inocentes de los efectos de las radiaciones atómicas”.
El llamamiento a los Estados
Por ello, el prelado instó a los Estados a aplicar políticas que tengan presentes “las posibles consecuencias negativas para la salud y el medio ambiente” del “uso y ensayo de explosivos nucleares, en particular sobre las mujeres, los niños, los no nacidos y los pueblos indígenas”. Al mismo tiempo, consideró esencial tener en cuenta el importante estudio realizado por el Comité Científico de la ONU sobre los efectos de las radiaciones atómicas “para prestar asistencia a las víctimas y facilitar la limpieza del medio ambiente”.
Reducción de la deuda con los países en dificultades
También en el contexto de la 79ª Asamblea General de la ONU, el representante del Vaticano se dirigió a la comunidad internacional para pedir, en nombre de la Santa Sede, “una acción decisiva para el alivio de la deuda” de los países en situaciones especiales, como los menos desarrollados, los países en desarrollo sin litoral o los pequeños estados insulares en desarrollo, que luchan por conseguir “un desarrollo sostenible y asegurar un futuro próspero para sus pueblos”. Esto servirá para “proteger la dignidad humana de todos, promover el crecimiento y fomentar la resiliencia, y garantizar que ningún país se vea frenado por la carga de la deuda”, sino que pueda “invertir en la erradicación de la pobreza y en otros pilares fundamentales del desarrollo humano integral”.
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