Hollerich: Hace falta una Iglesia arraigada en un lugar y en una cultura
Roberto Paglialonga - Ciudad del Vaticano
"La Iglesia no puede entenderse sin estar enraizada en un lugar y en una cultura". Lo dijo el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del Sínodo, citando el párrafo 80 del Instrumentum laboris en la presentación esta mañana, 15 de octubre, de la sección dedicada a los "Lugares" incluida en el módulo 4 del texto.
"La perspectiva de los Lugares -subrayó el cardenal- habla de la concreción de los contextos en los que se encarnan las relaciones, con su variedad, pluralidad e interconexión, y con su arraigo en el fundamento fuente de la profesión de fe": una perspectiva, por tanto, contraria a cualquier "universalismo abstracto".
El valor de lo concreto
El particularismo y el relativismo quedan así superados por el valor de la "concreción en la que, en el espacio y en el tiempo, toma forma una experiencia compartida de adhesión a la manifestación del Dios que salva", afirmó el cardenal.
La impresión de que el formulario en cuestión pueda parecer excesivamente técnico, aseguró, se disipará en el Foro Teológico-Pastoral previsto para el miércoles por la tarde. Al contrario, es la convicción expresada por el cardenal, se encontrará y cuestionará "la experiencia vivida de los que estamos aquí" aún más que los módulos anteriores.
En el Aula Pablo VI, recordó de hecho, "hemos pasado ya casi dos meses de nuestra vida", haciendo "crecer las relaciones entre nosotros, en una red que abraza a toda la Iglesia y a todo el mundo": pero "el encuentro entre hermanos y hermanas en la fe no está exento de penurias y dificultades", y sin embargo luego "conduce al encuentro con el Señor y hace brotar la alegría del Evangelio".
La renovación de nuestras Iglesias
La oportunidad de que la riqueza de la experiencia vivida en el Sínodo sea accesible a todo el Pueblo de Dios, dijo Hollerich a las madres y padres sinodales, pasa "por la renovación de nuestras Iglesias", también en el replanteamiento de los modos y formas organizativas e institucionales. A continuación, el ponente general presentó los cuatro apartados que compondrán la sección "Lugares".
El primero, titulado "Territorios en los que caminar juntos", es una invitación "a centrarnos en cómo, en nuestro tiempo, las personas viven la dimensión del arraigo a un contexto". Una necesidad, ésta, aún más pertinente en el mundo actual, donde la liquidez y la rapidez dominan en -y de- las relaciones. Y sin embargo, la necesidad de pertenencia está ahí, sólo que "encuentra respuesta en tramas de relaciones con un anclaje territorial más dinámico y elástico que en el pasado, hasta el caso extremo del entorno digital".
Por lo tanto, es necesario preguntarse, como recordaba el cardenal Hollerich, si y cómo todo esto cambia "nuestra misión de anunciar el Evangelio", y de qué manera "nuestras instituciones deben ser repensadas en la lógica del servicio misionero", dado el contexto diferente en comparación con el pasado.
Comunión en la unidad de la Iglesia
Hablar de "contextos locales significa también tener en cuenta las relaciones que se establecen entre lugares y culturas": estas, de hecho, "están siempre en relación unas con otras", y "más aún las Iglesias que las habitan, por el vínculo de comunión que las une en la unidad de toda la Iglesia, de la que el Obispo de Roma es el principio visible".
La comunión en la unidad, de las diversas Iglesias con la Iglesia universal, "preside también la vida interna de cada Iglesia local", dijo finalmente, destacando cómo los párrafos segundo y tercero tratan respectivamente de las "Iglesias locales en la única Iglesia católica" y de los "vínculos que configuran la unidad de la Iglesia".
El servicio del Obispo de Roma
Sobre el "servicio a la unidad del Obispo de Roma", que concierne al último apartado, es importante expresarse "con espíritu de parresía", subrayó el cardenal para concluir, porque el Papa "nos ha convocado para escuchar también nuestros consejos sobre cómo hacer hoy más eficaz su servicio y el de la Curia Romana". Por tanto, «tiene derecho a saber lo que realmente pensamos partiendo de la vida y de las necesidades del Pueblo de Dios».
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