Gallagher: Los acuerdos entre África y la Santa Sede, un "servicio a la humanidad"
Edoardo Giribaldi - Ciudad del Vaticano
La diplomacia de la Santa Sede con los Estados del África contemporánea es un «servicio a la humanidad» destinado al mantenimiento de las «libertades eclesiásticas», incluso en caso de «cambios políticos», y a la preservación del «bien común». Este fue el núcleo del discurso de monseñor Paul Richard Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, en la Université Catholique d'Afrique Centrale de Yaundé , capital de Camerún, donde el prelado -en su cuarto y último día en el país africano- recibió el doctorado honoris causa.
El papel de la Iglesia en la diplomacia internacional
Los acuerdos suscritos por la Santa Sede, según Gallagher, representan un aspecto fundamental de la larga tradición diplomática de la Iglesia católica, que, sin dejar de ser una «realidad altamente espiritual», es también un actor significativo en las «relaciones diplomáticas multilaterales» con «casi todos los Estados del mundo» y con «organizaciones internacionales como las Naciones Unidas». El 8 de enero, 180 embajadores estuvieron presentes en el saludo del Papa al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, mientras que actualmente hay 91 misiones acreditadas ante el Vaticano. La diplomacia vaticana, que hunde sus raíces en la época del Papa Martín V (1417-1431), se apoya en la Secretaría de Estado, descrita por el arzobispo como «el centro mismo de la diplomacia papal».
La «larga y rica colaboración» con los países africanos
Al aceptar con «emoción» el título de doctor honoris causa que le confirió la universidad camerunesa, monseñor Gallagher recordó la importancia del «Acuerdo marco» entre la Santa Sede y el Estado de Camerún, ratificado en Yaundé el 13 de enero de 2014. También subrayó cómo las relaciones entre África y el Vaticano se remontan a tiempos antiguos, con los primeros acuerdos firmados con Túnez y el Congo Belga, que marcaron el inicio de una «larga y rica colaboración».
El periodo colonial
Un momento decisivo en esta relación fue el periodo colonial, durante el cual, recordó el prelado, «casi toda África -con excepción de Etiopía y Liberia- estaba bajo el dominio de las potencias europeas». En ese contexto, la Santa Sede actuó como portavoz de los fieles y del clero local, suscribiendo progresivamente acuerdos que afectaban también a los territorios colonizados.
Los acuerdos con el Congo
Por ejemplo, en el caso del Congo Belga, el arzobispo recordó los dos convenios del 26 de mayo de 1906, bajo el pontificado de Pío X, y del 8 de diciembre de 1953, firmado por Pío XII. El primero tenía como objetivo «promover la difusión del catolicismo, apoyando al mismo tiempo al gobierno en su obra educativa mediante la creación de escuelas y centros de formación profesional»; el segundo, por su parte, pretendía «adaptar la organización de la Iglesia en el Congo a las nuevas circunstancias, caracterizadas, por una parte, por el aumento del número de católicos y de la importancia del clero local y, por otra, por la aparición progresiva de un Estado moderno que lucha por su independencia».
Las primeras misiones en el continente
Con el final del periodo colonial, señala monseñor Gallagher, «la actividad diplomática de la Santa Sede se aceleró en África». A partir de 1960, se establecieron nuevas delegaciones apostólicas en ciudades como Lagos (Nigeria), Nairobi (Kenia) y Antananarivo (Madagascar), mientras que otras misiones se transformaron en internunciaturas. El primer internado africano francófono se abrió en Dakar (Senegal) en 1961, convirtiéndose en el cuarto continental después de El Cairo (Egipto), Addis Abeba (Etiopía) y Monrovia (Liberia). En el caso de Camerún, el 3 de abril de 1965 se creó la Delegación Apostólica de Yaundé, con jurisdicción sobre todos los distritos que componen la actual África Central. Sin embargo, hasta 1997 la Santa Sede no ratificó el primer «acuerdo marco» con un Estado africano, Gabón.
Libertad religiosa y bien común
Hasta la fecha, 51 de los 54 Estados africanos mantienen relaciones diplomáticas estables con la Santa Sede. Estas relaciones se guían por los principios establecidos por el Concilio Vaticano II, cuyo objetivo es mantener la libertad religiosa «sin distinción» y preservar «el bien común», es decir, «aquel conjunto de condiciones sociales que permite a los grupos y a cada uno de sus miembros alcanzar más plena y fácilmente su propia perfección», como aclara la Constitución pastoral Gaudium et Spes. «Al firmar acuerdos con los Estados», añadió Gallagher, “la Iglesia ya no pide privilegios, como en épocas anteriores, sino que simplemente reclama el beneficio de la libertad religiosa para la Iglesia católica y su pueblo”.Los acuerdos con Camerún
El arzobispo recordó a continuación los acuerdos firmados con Camerún, entre ellos los relativos al Instituto Católico de Yaundé. El primero, fechado el 5 de julio de 1989, permitió la creación de una Universidad de Derecho Pontificio en Camerún, contribuyendo a la dinamización de la enseñanza superior en un país que en aquel momento sólo contaba con una universidad pública y ninguna universidad privada. La segunda, de 17 de agosto de 1995, otorgó al instituto la capacidad de expedir diplomas reconocidos por las instituciones civiles del país africano.
Beneficios inmediatos y prospectivos
A continuación, monseñor Gallagher destacó los beneficios del acuerdo marco de 2014 a dos niveles: el «inmediato» y el «prospectivo». «A corto plazo, el entendimiento ha reafirmado con fuerza el apego de las partes a la libertad religiosa como marco esencial de la acción de la Iglesia en Camerún», dijo el arzobispo, mientras que »desde un punto de vista prospectivo, permite a la comunidad eclesial clarificar los principios y las disposiciones jurídicas relativas a sus relaciones y su cooperación con el Estado camerunés.»
La dinámica del acuerdo
Entre los puntos «esenciales» del acuerdo, subrayó el Secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, figuran el «reconocimiento» de las distintas personalidades jurídicas, la «simplificación del procedimiento de adquisición» de las mismas, la autonomía de la Iglesia en ámbitos como la creación, división o supresión de entidades eclesiásticas y los nombramientos, traslados y aceptación de la dimisión de los obispos. Además, el acuerdo compromete a la Iglesia «al servicio del desarrollo integral y por el bien de todos, mediante la creación de instituciones apropiadas con personalidad jurídica conforme al derecho camerunés».
Beneficios para las comunidades locales
Al concluir su intervención, monseñor Paul Richard Gallagher subrayó que «la diplomacia de la Santa Sede es un servicio a la Iglesia y a la humanidad, con sus fragilidades. Es la base para el mantenimiento de las «libertades eclesiásticas», protegidas de posibles «cambios políticos» en los distintos países, y es un recurso fundamental para las comunidades locales, que pueden así promover sus compromisos apostólicos en favor de la persona humana.
Al servicio de los más frágiles
«Todos los Estados deben redescubrir un espíritu de servicio con la intención de construir una solidaridad global que se exprese concretamente en la ayuda a los que sufren», había declarado Gallagher con ocasión de la Semana de Alto Nivel de la 78ª Asamblea General de las Naciones Unidas, el 18 de septiembre de 2023. Recordando aquel discurso, el Arzobispo deseó que el Acuerdo Marco firmado con Camerún, en su 10º aniversario, dé también «cada vez más frutos para el bienestar de los cristianos y de los ciudadanos de este noble país, Camerún, pero sobre todo para los más frágiles».
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