Nuevas medidas en el comercio con los países menos desarrollados
Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano
Esta es la posición de la Santa Sede expresada por su Observador Permanente ante las Naciones Unidas, monseñor Ettore Balestrero, con ocasión de la 76ª sesión ejecutiva del Consejo de Comercio y Desarrollo de la ONU (UNCTAD), celebrada en Ginebra el jueves 31 de octubre.
Solidaridad con los países menos desarrollados
El acto, según la visión de monseñor Balestrero, fue una oportunidad para reflexionar sobre la labor de la UNCTAD en la ayuda a los llamados los Países menos adelantados (PMA), las naciones más castigadas por la pobreza. Un apoyo que requiere una mayor «solidaridad» y la «revitalización» de las alianzas mundiales.
Un desarrollo que no sea sólo económico
La delegación de la Santa Sede propuso a continuación algunos posibles ámbitos de intervención. En primer lugar, un apoyo que no se limite únicamente a la consideración de las cuestiones económicas, subrayando que tales implementaciones, haciéndose eco de las reflexiones del Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti, «han sido eficaces para el crecimiento, pero no tanto para el desarrollo humano integral».
Combatir la pobreza y las desigualdades
La Santa Sede elogió los esfuerzos de la UNCTAD por examinar «la influencia de las políticas sociales y económicas en la progresión de la pobreza y las desigualdades», señalando una «clara necesidad» de prestar especial atención a los efectos de estas políticas, especialmente con relación al acceso a la asistencia y a la instrucción.
El desarrollo dictado por el comercio internacional
En segundo lugar, monseñor Balestrero recordó que «el comercio internacional – si está bien orientado – promueve el desarrollo». Sin embargo, los PMA siguen enfrentándose a retos «considerables» para disfrutar plenamente de los beneficios de, por ejemplo, la inversión extranjera.
Y con el fin de maximizar los beneficios del comercio para los PMA, se proponen una serie de políticas que van desde «una mayor facilitación del comercio» hasta «acuerdos comerciales preferenciales».
Inclusión y sostenibilidad de las tecnologías
La tercera y última área de interés está estrechamente relacionada con el «avance del desarrollo digital». Y es muy prometedor para el «desarrollo inclusivo y sostenible».
Sin embargo, el objetivo de un mundo interconectado, imposible de alcanzar sin un «acceso asequible a Internet», sigue estando lejos de lograrse, debido a «la carga de los costes, la falta de competencias y de infraestructuras». Sin una aplicación de las nuevas tecnologías que sea «inclusiva, sostenible y responsable», existe el riesgo, según la Santa Sede, de que se produzcan trastornos en los mercados laborales y de que se agraven aún más las desigualdades.
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