Tagle: Vivir el Jubileo poniendo el corazón en el centro de nuestra vida
Alessandro Gisotti - Ciudad del Vaticano
“Se podría decir que yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas": este es uno de los pasajes más significativos de Dilexit nos, la Encíclica del Papa Francisco publicada el 24 de octubre. Un documento magisterial que no ha tenido el vasto eco que han tenido las dos encíclicas sociales Laudato si' y Fratelli tutti, pero que representa una clave interpretativa de todo el pontificado. Dilexit nos también puede ser útil para comprender mejor un acontecimiento como el Sínodo sobre la Sinodalidad que acaba de concluir y el Jubileo que comenzará dentro de unas semanas. Hablamos de ello con el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, que en su entrevista con los medios vaticanos reflexionó también sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, muy extendida en Filipinas y que él aprendió a practicar desde joven.
La publicación de Dilexit nos generó un cierto asombro. Después de las encíclicas de doctrina social Laudato si' y Fratelli tutti, Francisco promulgó una encíclica espiritual. ¿Cómo recibió este documento?
El Papa Francisco es un Papa de sorpresas. Aunque el anuncio de la Encíclica y la posterior publicación fueron en cierto modo inesperados, dada la atención que se prestó al Sínodo de los Obispos, no me sorprendió del todo que el Santo Padre publicara una Encíclica sobre el amor de Jesús por nosotros, simbolizado por su Sagrado Corazón. Para mí era la manera que tenía el Santo Padre de hacer más explícitos los fundamentos cristológicos de las encíclicas sociales Laudato si' y Fratelli tutti. El amor de Jesús, cuando lo recibimos, nos permite ver un hermano y una hermana en los demás seres humanos (Fratelli tutti) y ser custodios atentos, humildes y responsables de nuestra Casa común (Laudato si'). Yo diría que los escritos y discursos del Papa Francisco se fundamentan sistemáticamente en nuestra fe en la Persona y misión de Jesucristo. Sugiero releer estas dos encíclicas sociales para encontrar rastros o semillas de Dilexit nos ya presentes en ellas.
En Filipinas, la devoción al Sagrado Corazón es muy popular e implica principalmente a la gente más sencilla, el pueblo de Dios. ¿Cuál ha sido su experiencia de esta devoción en su país?
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es muy popular en Filipinas. Estamos agradecidos a las numerosas órdenes religiosas que llevan el nombre de “Sagrado Corazón”, a la Compañía de Jesús y al Apostolado de la Oración, que promueven la devoción en diócesis, parroquias, escuelas y familias. Además de las vigilias y oraciones de cada primer viernes de mes, es costumbre tener en casa una imagen del Sagrado Corazón coronado. Rezamos al Corazón de Jesús para que guíe y gobierne a nuestras familias y a nuestra nación con su misericordia y su amor. Esta oración procede de un pueblo cuyo corazón ha experimentado heridas a causa de la injusticia, la codicia, la corrupción y la indiferencia. La devoción sirve también como recordatorio de que debemos pedir constantemente a Jesús que transforme nuestros corazones para que sean como el suyo. Aún hoy, en algunas ocasiones cantamos el himno oficial del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Manila (1937), un himno al Sagrado Corazón en español, en el que la nación ofrece su corazón a Jesús: “no más Amor que el tuyo, oh Corazón Divino. El Pueblo Filipino te da su corazón". Esta canción nunca deja de traer consuelo al corazón y lágrimas a los ojos.
En Dilexit nos, el Papa observa que la humanidad de hoy parece estar perdiendo su corazón y nos invita a los cristianos a redescubrir cómo nos ama el Corazón de Jesús. ¿Qué se puede hacer para reavivar la conciencia de que todo brota de nuestro corazón?
En Dilexit nos el Papa Francisco describe el fenómeno y las causas de la superficialidad que se está extendiendo como una cultura que nos impide entrar en contacto con el corazón del que emanan el amor, la verdad y la compasión. Sugiero leer la descripción que hace el Santo Padre de la superficialidad como guía para un examen de conciencia. Tomar conciencia de cómo estoy perdiendo poco a poco el contacto con mi interior y con mi yo más verdadero es el primer paso para despertar el corazón. También me gusta la lista de santos del Papa Francisco, o lo que yo llamo la “comitiva” o procesión de los santos, que nos ofrecen su testimonio del amor insondable del Corazón de Jesús y de cómo transformó sus vidas y su misión. Sugiero que miremos la “procesión” y nos unamos a ella. Podemos reavivar la conciencia del corazón no a través de conceptos o abstracciones, sino escuchando a los corazones que han encontrado la verdadera vida en el Corazón amoroso de Jesús.
El corazón nos hace pensar en la persona y en las relaciones. En el Sínodo sobre la sinodalidad, recientemente concluido, en el que usted participó, se habló mucho -también en el Documento final- de la conversión de las relaciones. ¿Puede esta Encíclica servir de brújula para orientar el camino de una Iglesia sinodal, como anima el Papa Francisco?
Dilexit nos tiene mucho que enseñar a la Iglesia que quiere ser sinodal y misionera. Durante la recién concluida sesión del Sínodo de los Obispos se afirmó repetidamente que la sinodalidad tiene que ver, en última instancia, con las relaciones: con Dios, con todos los bautizados que forman la Iglesia, con toda la humanidad y con toda la creación. La renovación de la Iglesia en la sinodalidad misionera sólo puede lograrse si nos relacionamos con confianza, obediencia y humildad con el Dios Trino que es amor. La sinodalidad misionera exige una relación de corazón a corazón entre pastores y fieles, entre Iglesias locales, etc., en la que el corazón de cada uno esté purificado de prejuicios hacia los demás y de orgullo autopromocional, y sea así capaz de escuchar con empatía. Sin relaciones humanas purificadas por la gracia divina, la sinodalidad misionera podría reducirse a propuestas meramente burocráticas y legalistas, sin un corazón que arda con el Espíritu Santo, llama del amor divino.
Se acerca el Jubileo: un año de gracia, reconciliación y liberación. Un Año Santo que el Papa ha centrado en el tema de la esperanza. ¿Qué relación tiene la Encíclica sobre el Corazón de Jesús con el próximo Jubileo?
Creo que la conexión entre Dilexit nos y el próximo Jubileo se centra en la peregrinación en la esperanza, en la dimensión misionera de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Para empezar, el Corazón de Jesús es un corazón misionero que, a través de un corazón humano, lleva el desbordante amor divino a todas las personas, a todas las situaciones humanas y a la creación. El amor misericordioso del Corazón de Jesús ofrece esperanza a un mundo roto, especialmente a aquellos que no ven ninguna posibilidad de redención en sus vidas. El Papa Francisco nos invita a recibir el amor de Jesús en nuestros corazones y a dejarlo fluir sin impedir que fluya hacia otras personas y hacia la sociedad. Dilexit nos es un valioso recurso espiritual y misionero para este Jubileo, para preparar a cada uno de nosotros a ser un peregrino que comparte el amor de Jesús con los demás, el amor que libera todos los corazones del miedo, el orgullo, el egoísmo, la indiferencia, la venganza y la desesperación. Él nos ama, por eso tenemos esperanza.
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