Asistencia integral a las víctimas de minas antipersonas
L'Osservatore Romano
«En el mundo globalizado de hoy, deberíamos invertir en instrumentos de vida y de paz en lugar de en muerte y sufrimiento indiscriminados e innecesarios». Se espera que los documentos que se adopten «marquen una diferencia real para los afectados, dándoles esperanzas creíbles de un futuro mejor, al tiempo que se trabaja para evitar nuevas víctimas».
En la conclusión de su intervención en la V Conferencia de revisión de la Convención sobre minas antipersona del pasado 29 de noviembre en Siem Reap, Camboya, el arzobispo Ettore Balestrero, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, deploró el uso continuado de estos artefactos como en el caso de la «proliferación indiscriminada en el contexto del conflicto en curso en Ucrania, así como en Siria y Myanmar».
Cercanía a las víctimas
Monseñor Balestrero recordó el llamamiento que hizo el Papa al final de la audiencia general del pasado 28 de febrero: en el 25° aniversario de la entrada en vigor de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersona, en que Francisco expresó su cercanía «a las numerosas víctimas de estos arteros artefactos que nos recuerdan la dramática crueldad de las guerras y el precio que las poblaciones civiles se ven obligadas a padecer».
El observador permanente, exhortando a los Estados que aún no lo han hecho a adherirse a la Convención, hizo hincapié en la necesidad de garantizar una asistencia integral a las víctimas, desde su plena rehabilitación y reinserción socioeconómica hasta la asistencia psicológica y espiritual.
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