«Los cristianos de Tierra Santa necesitan nuestra ayuda ahora»
Stefano Leszczynski – Ciudad del Vaticano
Un sentido llamamiento a todas las Iglesias del mundo para que contribuyan generosamente a la Colecta por Tierra Santa, que tiene lugar cada año el Viernes Santo. El prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, el cardenal Claudio Gugerotti, no oculta su aprensión ante el drama que los cristianos de la región comparten con sus hermanos de otras confesiones.
«Los que están allí necesitan nuestra ayuda ahora», explicó el prefecto en declaraciones a los medios de comunicación vaticanos.
Es necesario un diálogo verdadero y auténtico
En su carta dirigida a los obispos y difundida el pasado 17 de marzo para sensibilizar sobre la importancia de la Colecta en este momento histórico, el cardenal Gugerotti recuerda el «llanto», la «desesperación» y la «destrucción» que se han registrado en Tierra Santa en los últimos años de violencia y conflicto.
«Y precisamente por eso nuestro llamamiento en favor de los cristianos de Tierra Santa se convierte en un llamamiento general para que se ponga fin rápida e inmediatamente a esta desgracia, a esta especie de botín que todos se reparten como si fuera una propiedad privada. La tierra pertenece al pueblo, dijo el prefecto para las Iglesias Orientales, reflexionando sobre la necesidad de reestablecer un diálogo verdadero y auténtico».
El mundo calla, el Papa no
No hay lugar para una paz armada que sólo favorezca intereses individuales y partidistas, subraya el cardenal Gugerotti pensando en los numerosos escenarios de crisis en Oriente Medio. Además de la Franja de Gaza y Cisjordania, la misma dinámica se reproduce en Siria y el Líbano, pero también se podría ampliar la mirada a lo que sucede en Ucrania o en los continentes africano y asiático. Todos contextos para los que la voz del Papa Francisco se ha alzado con fuerza.
«Es aterrador, y al mismo tiempo consolador – dijo el cardenal – ver cómo hemos echado de menos la voz del Papa en estos días de enfermedad. Y no sólo para Tierra Santa, sino para todos los lugares donde se combate y se vive la injusticia. Muchos me han dicho en este tiempo: el mundo calla si el Papa calla. Es la voz que se alza en nombre de la dignidad humana y cuando calla, no se oye ninguna otra voz».
Defender la dignidad humana
Es compromiso de la Iglesia defender siempre la sacralidad de la vida, y en este momento histórico aún más prioritario. Muchos proyectos concebidos para Tierra Santa han sido «reducidos, ralentizados, suspendidos o cancelados», se lee en el Informe de síntesis publicado por la Custodia de Tierra Santa, porque debido al conflicto se han privilegiado actividades que «afectan directamente a las personas necesitadas».
«Las imágenes que nos llegan de Tierra Santa son imágenes que nos quitan el sueño, que nos dejan sin aliento. No es algo que tenga una dignidad humana», declaró el prefecto y reiteró:
La voz de la Iglesia
No cabe duda, señala el cardenal, de que la finalidad de la Colecta es la conservación de los santos lugares, pero en este momento no podemos perder las comunidades.
Creer en un mundo mejor
Entre las consecuencias de las tensiones que asolan Tierra Santa está el impacto negativo en las peregrinaciones, cuyo objetivo principal es acudir a los lugares de Jesús para percibir cuán profunda y sugestiva es la idea de que Dios baja a la tierra por amor. Pero hoy la peregrinación tiene también el valor añadido de dar testimonio y mostrar solidaridad con quienes sufren mucho y padecen injusticias.
Una condición que, en cierto modo, también se ve amplificada por la preparación de la Pascua en el año del Jubileo de la Esperanza. El prefecto para las Iglesias Orientales lamenta que este año muchos hermanos de las esas Iglesias no puedan venir a Roma para el Jubileo y se vean obligados por la guerra o la pobreza a vivir este «tiempo de profecía» en su patria.
«Y nosotros los cristianos – concluyó el cardenal – creemos obstinadamente en la profecía de un mundo mejor, seguros de que lo tendremos, pero también seguros de que tenemos el deber de anticiparlo lo más posible, para vencer lo que llamamos pecado, porque todo lo que vemos son pecados: pecados sociales, pero también pecados políticos».
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