Parolin: Urge proteger a los menores de los daños de la IA
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Una herramienta "apasionante" pero al mismo tiempo "tremenda". Lo dijo el Papa al hablar de la Inteligencia Artificial. Lo ha reiterado el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, al intervenir este viernes 21 de marzo de 2025 en la conferencia "Riesgos y oportunidades de la IA para los niños: un compromiso común para la salvaguarda de la infancia", que se celebra en la Casina Pio VI.
El evento, dedicado al tema de la IA y a los riesgos y oportunidades que plantea para los niños, está organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias en colaboración con la World Childhood Foundation y el Instituto de Antropología (IADC) de la Pontificia Universidad Gregoriana. Entre los participantes figuran expertos en protección de la infancia de distintos países, dirigentes de empresas tecnológicas y de otros sectores, miembros de la sociedad civil y de organizaciones religiosas, filántropos, jóvenes y "supervivientes del abuso de la Inteligencia Artificial". También estuvieron presentes la Reina Silvia de Suecia y la Princesa Madelene.
Transparencia, responsabilidad, equidad
El cardenal Parolin exige que desarrollen estrategias útiles para hacer frente a este desafío importante y "en rápida evolución": "Es crucial que los gobiernos, las empresas de tecnología, los educadores, la sociedad civil y las instituciones religiosas trabajen juntos para reflexionar sobre las regulaciones éticas y los marcos de gobernanza, así como sobre la transparencia de los datos y las políticas centradas en los niños", afirma.
"No solo es esencial garantizar la seguridad de los niños, su privacidad y el respeto a su dignidad, sino también preservarlos de los daños causados por la Inteligencia Artificial. Es igualmente esencial garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad para que la Inteligencia Artificial sea más beneficiosa para todos los niños".
La advertencia del Papa
El Secretario de Estado despliega su discurso a partir del largo discurso de Francisco ante el G7 en junio de 2024 -el primer Papa que participa en la reunión de los "Grandes de la Tierra"-, enteramente dedicado al tema de la Inteligencia Artificial.
"El poderoso progreso tecnológico hace de la Inteligencia Artificial una herramienta apasionante y tremenda al mismo tiempo, y requiere una reflexión a la altura del desafío que presenta", dijo el Pontífice. "Los sistemas de Inteligencia Artificial son extraordinariamente rápidos en su crecimiento y desarrollo y están a punto de remodelar profundamente nuestras sociedades, y la infancia en particular", añadió Parolin.
Tecnologías al servicio del bien
En medio de tales transformaciones, es una responsabilidad colectiva garantizar que "esta nueva tecnología se ponga al servicio del bien y de la seguridad de toda persona, especialmente de los más vulnerables, preservando la dignidad humana y las relaciones sociales", subrayó el cardenal, recordando la Nota Antiqua et Nova, publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación el pasado mes de enero, sobre la cuestión de la relación entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial.
Acción colectiva y colaboración mundial
"La Inteligencia Artificial tiene el potencial de mejorar la seguridad, la educación y el bienestar de los niños. Al mismo tiempo, también podría introducir graves amenazas, como el ciberacoso, las violaciones de la privacidad, la adicción a la inteligencia artificial y la explotación en línea", afirma el cardenal Parolin.
"Prevenir los riesgos mientras se busca explotar los beneficios no es una tarea fácil", admite, "esto no solo se debe a la complejidad del campo, sino porque, como enfatizó el Papa Francisco en su mensaje al Foro Económico Mundial en 2025, la Inteligencia Artificial plantea cuestiones fundamentales sobre la responsabilidad ética, la seguridad humana y las implicaciones más amplias de estos desarrollos para la sociedad".
Requiere, por tanto, que se busquen "respuestas adecuadas" basadas en contextos específicos y en el "principio de subsidiariedad, con usuarios individuales, familias, sociedad civil, empresas, instituciones, gobiernos y organizaciones internacionales trabajando en sus niveles apropiados para garantizar que la Inteligencia Artificial se oriente al bien de todos". Lo que se necesita, concluye Parolin, es "una acción urgente y colectiva y una colaboración mundial para garantizar que esta nueva tecnología sirva, en lugar de socavar, la dignidad y el bienestar de todos los niños en la era digital".
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