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Una escuela de Afganistán donde niños y niñas estudian juntos Una escuela de Afganistán donde niños y niñas estudian juntos  (ANSA)

Dignidad e igualdad de oportunidades, claves para verdadera igualdad de género

En su intervención de ayer, 13 de marzo, en la 69ª Sesión Anual de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas, la profesora Gabriella Gambino, Subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, subrayó la necesidad de un cambio cultural que apoye a las mujeres a conciliar la «vida familiar» con las «responsabilidades laborales».

Edoardo Giribaldi - Ciudad del Vaticano

No basta con reconocer la «dignidad» de toda mujer: es necesario promover las condiciones que le permitan gozar de «igualdad de oportunidades» con los hombres. Un deseo que encuentra su fundamento en la necesidad de un cambio cultural, a partir de la maternidad, para que cada madre sea apoyada en la conciliación de la «vida familiar» con las «responsabilidades laborales». Este fue el tema del discurso de la profesora Gabriella Gambino, Subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, pronunciado ayer, 13 de marzo, en la 69ª Sesión Anual de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. La delegación de la Santa Sede, encabezada por la profesora, participa en el evento que se celebra del 10 al 21 de marzo dedicado a la revisión de la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín, treinta años después de su adopción. Una ocasión para reafirmar el objetivo de la igualdad de derechos para las mujeres y las niñas en todo el mundo.

Pasos hacia la igualdad de género

El primer paso que hay que dar hacia la igualdad de género, según Gambino, radica en el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todo hombre y mujer, como afirma el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli tutti, «más allá de toda circunstancia». Un principio que, como está escrito en la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Dignitas infinita, en cuanto «plenamente reconocible incluso por la sola razón, es el fundamento de la primacía de la persona humana y de la tutela de sus derechos». El segundo paso, subrayó Gambino, es la creación de «condiciones» concretas para que cada mujer «disfrute de las mismas oportunidades» que los hombres. En este sentido, la clave es la «erradicación de la pobreza», que afecta de forma desproporcionada al género femenino. «No puede haber desarrollo ni paz si la dignidad de la mujer se ve socavada por la pobreza», añadió.

Los valores de la educación y la familia

Paralelamente, la Santa Sede reafirmó el valor de la educación, definida por la Declaración de Pekín como «un instrumento esencial para alcanzar los objetivos de igualdad, desarrollo y paz». Establece las condiciones para que cada individuo alcance su «pleno potencial», fomentando un modelo de «poder y responsabilidad compartidos». Refiriéndose a la misma Declaración, Gambino destacó a continuación el papel «crucial» de la mujer en la familia, definida como la «unidad de base de la sociedad». Sin embargo, en comparación con hace treinta años, la Santa Sede observó una tendencia a descuidar su valor, percibiéndose a menudo la maternidad como un «obstáculo» para la realización femenina. A las madres no se les da «el apoyo necesario» para conciliar «la vida familiar y las responsabilidades laborales, ignorando el hecho de que ambas contribuyen a la sociedad», señaló. A ello se suma la insuficiente protección de lo que se denomina «el derecho humano más básico»: el de la vida. Según la subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, estas cuestiones sólo pueden abordarse mediante políticas concretas y un profundo cambio cultural que reconozca el valor de la maternidad y la familia en la sociedad contemporánea.

La contribución de las mujeres a un mundo de paz

Para concluir su discurso, Gambino se hizo eco de las palabras del Papa en el prefacio del libro Más liderazgo femenino para un mundo mejor: el cuidado como motor de nuestra casa común, editado por Anna Maria Tarantola. Francisco subrayó que «si las mujeres pudieran disfrutar de plena igualdad de oportunidades, podrían contribuir sustancialmente al cambio necesario hacia un mundo de paz, inclusión, solidaridad y sostenibilidad integral».

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14 marzo 2025, 15:30
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