Monseñor Paolo Bizzeti, obispo de Anatolia, habla sobre el viaje del Papa a Iraq
Ciudad del Vaticano
"Si realmente consigue llevarlo a cabo -hasta el último momento contendremos inevitablemente la respiración-, no cabe duda de que el viaje del Papa a Iraq será un acontecimiento histórico". Son las palabras de monseñor Paolo Bizzeti, Vicario Apostólico en Anatolia, Turquía, en un artículo difundido esta semana en la publicación "Toscana Oggi", (en español "Toscana Hoy") en el que comenta la inminente visita que el Papa Francisco realizará a estas tierras del 5 al 8 de marzo.
El viaje del Papa a Iraq será histórico
Nacido en Florencia (Italia), Bizzeti ingresó en los jesuitas en 1966 y fue ordenado obispo en 2015 por el papa Francisco, con el encargo de dirigir la comunidad cristiana en la región asiática de Turquía.
La sede de su vicariato se encuentra en la ciudad de Alejandreta (Iskenderun en turco), cerca de la frontera con Siria. En su artículo, recuerda que Juan Pablo II quiso hacer el viaje a Iraq en el año 2000, pero el régimen de Saddam Hussein decidió no hacerlo.
"El éxodo de los cristianos tiene dimensiones bíblicas"
Monseñor Bizzeti también habla de la situación de los cristianos en este contexto:
"El éxodo de los cristianos tiene dimensiones bíblicas, epocales. Con Saddam Hussein había casi un millón y medio, hoy se reducen a unos trescientos mil, según las mejores estimaciones. Además de la guerra, se ha producido el desafortunado intento del ISIS de establecer un Estado islámico fundamentalista, financiado y apoyado por las potencias vecinas y armado también por Europa. Es triste decirlo, pero es así. Los cristianos que quedan, hoy en día, después de haber terminado la persecución activa, no están en una buena situación y nos informan de una vida muy difícil para la población en general y en particular para ellos".
El otro motivo de este viaje, según explica el Vicario Apostólico en Anatolia, es "el interés por el mundo musulmán, esta vez chiíta":
Finalmente, monseñor Bizzeti concluye:
"Levantar muros y enfatizar las diferencias de identidad parece el único camino posible, según muchos, tanto del lado musulmán como del cristiano. No hay nada más equivocado. Sólo conociéndose, sólo reuniéndose, sólo buscando acuerdos en temas de bien común como la paz, la libertad religiosa, la convivencia civil, etc., se puede esperar desarmar el apoyo, a menudo solapado, de las fuerzas extremistas. El Papa y los que lo siguen se sitúan en una línea profética".
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