El Arzobispo de Seúl junto a Myanmar hasta que logre la democracia
Isabella Piro – Vatican News
“Permanecerá junto a Myanmar hasta que el país logre la plena democracia”. Lo afirmó el Cardenal Andrew Yeom, Arzobispo de Seúl, durante el encuentro que mantuvo el 18 de marzo con un grupo de estudiantes y trabajadores birmanos residentes en Corea del Sur.
Las palabras del Purpurado hacían alusión a la difícil situación de Myanmar, donde el 1° de febrero se produjo un grave golpe de Estado que dejó, al menos, 250 víctimas, además de numerosos actos de violencia y detenciones entre los opositores. El Cardenal Yeom dijo que se siente “profundamente compenetrado” con todo el pueblo birmano, especialmente porque Corea del Sur ha pasado por “retos y problemas similares en el pasado”. Y dando un estímulo para promover la paz y la reconciliación, citando el discurso del Papa Francisco durante el Encuentro Interreligioso en la Llanura de Ur, en Iraq, del pasado 6 de marzo, el Arzobispo de Seúl reiteró:
Por su parte, los estudiantes y trabajadores presentes describieron la situación actual en Myanmar, destacando muchas más dificultades de las que informan los medios de comunicación, como el bloqueo de Internet en todo el país, el decreto de ley marcial y el despliegue generalizado de tropas militares adicionales para impedir, por la fuerza, las protestas. De sus bocas salió un llamamiento a la comunidad internacional porque "la situación actual en Myanmar no es sólo una cuestión interna, sino un problema global que merece la atención y el apoyo inmediatos de todos".
Hay que recordar que también el Papa Francisco ha hecho, en varias ocasiones, llamamientos por la paz en Myanmar. Así, por ejemplo, durante la Audiencia General del 3 de marzo, por ejemplo, llamó "la atención de las autoridades implicadas, para que el diálogo prevalezca sobre la represión y la armonía sobre la discordia". Y añadió:
"Que a los jóvenes de esa querida tierra se les conceda la esperanza de un futuro en el que el odio y la injusticia dejen espacio para el encuentro y la reconciliación".
Palabras similares llegaron al final de la Audiencia General del 17 de marzo en que recordando la imagen de la hermana Ann Nu Thawng, la monja católica javeriana que se arrodilló frente a los policías para salvar a los manifestantes prodemocráticos, el Pontífice dijo:
"Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: la violencia debe cesar. Yo también extiendo mis brazos y digo: que prevalezca el diálogo. El derramamiento de sangre no resuelve nada".
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