Chile. Día de la solidaridad: amistad cívica y acogida al migrante

Alina Tufani - Vatican News

 “El cristianismo más que una doctrina es una vida, una actitud total del hombre”. Esta frase de San Alberto Hurtado cuando afirma que el cristianismo “es una vida entera de donación” destaca en el mensaje de la Conferencia episcopal chilena (CECh), publicado con motivo del Día Nacional de la Solidaridad 2021, que cada año se celebra el 18 de agosto, en la memoria del jesuita Hurtado, defensor de la justicia social en Chile.  

“Solidaridad, amistad social y acogida al migrante” se titula el mensaje del Comité Permanente del episcopado, que abre con un agradecimiento a quienes cada día de forma personal u organizada cumplen acciones solidarias. Entre ellos, los obispos reconocen a quienes en medio de la pandemia de Covid-19 han ayudado a los más frágiles y desvalidos, especialmente en el campo de la salud y de servicio.

Diálogo Nacional, un signo de esperanza

Inspirados en las palabras del Papa Francisco que en su Encíclica Fratelli Tutti afirma que la solidaridad es mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos, pues “es pensar y actuar en términos de comunidad” y que también “es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda”, los obispos chilenos manifiestan que el diálogo institucional que se está realizando en el país por una mayor dignidad de vida y justicia social es un signo de esperanza.

“Para que este proceso dé buenos frutos, vemos indispensable cultivar una auténtica amistad cívica, que permita un diálogo en respeto mutuo y escucha verdadera. La intolerancia y la descalificación no son el camino, sino generar una cultura del encuentro que integra las diferencias y permite la gestación de un pacto social”, enfatiza el episcopado al asegurar que este debe ser el camino a seguir de la política.  

Más allá de nuestras fronteras: Haití y Afganistán

Otro aspecto de la solidaridad para los obispos chilenos es la apertura al dolor de quienes viven más allá de nuestras fronteras, en especial, este año, la situación de aflicción que hoy viven los pueblos de Haití y Afganistán. Al tiempo que valora los gestos de solidaridad de parte de autoridades y de otros sectores, el episcopado asegura que se puede hacer mucho más, al menos por los migrantes haitianos que desde hace algunos años tocan las puertas del Chile en busca de una vida más digna.

 “Creemos que un modo concreto de solidarizar con Haití, afectado por un nuevo terremoto y una crisis social permanente, es facilitar la regularización de la situación migratoria de miles de haitianos residentes en nuestra patria, abriéndoles la posibilidad de traer a sus hijos y familiares cercanos”, apuntan los obispos. Y reiteran que se puede crecer en acogida e integración de quienes huyen de la pobreza, la guerra y otras violencias.

Amor al prójimo, un valor esencial

El episcopado chileno concluye su mensaje dirigiéndose a las parroquias y comunidades cristianas para que se renuevan en el servicio al prójimo; a los sacerdotes, consagrados y consagradas a amar su vocación como un camino de servicio y de entrega; a los laicos para que se empeñen en su compromiso solidario y a las familias y educadores para que presenten cada día el camino del amor al prójimo como un valor esencial. “Confiamos que el Evangelio de Jesús y el ejemplo del Padre Hurtado – dicen los obispos - sigan inspirando y sosteniendo en la Iglesia innumerables expresiones de solidaridad”.