Myanmar: La iglesia incendiada era un símbolo de convivencia
Vatican News
Reducida a cenizas, la iglesia católica de Nuestra Señora de la Asunción en el pueblo de Chan Tharn. Había sido construida hace 129 años, en 1894, en la región de Sagaing, en la archidiócesis de Mandalay, situada en el noreste de Myanmar y ahora se encuentra completamente arrasada a instancias de la junta militar en el poder.
Esta iglesia, considerada un símbolo de tolerancia religiosa, fue incendiada el 15 de enero por las fuerzas armadas, que tomaron el poder mediante un golpe de Estado el 1 de febrero, derrocando al gobierno de Aung San Suu Kyi. En la zona, señalan fuentes locales de la agencia de noticias Fides, continúan los enfrentamientos, ya que se cree que la región es un bastión de los rebeldes de las Fuerzas de Defensa del Pueblo, que se oponen a la Junta.
El llamamiento desoído del cardenal Bo
Los soldados, que prendieron fuego al pueblo cuatro veces, también incendiaron el convento contiguo de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, que se vieron obligadas a huir junto con unos tres mil habitantes. La iglesia, su campanario, la casa del párroco y el centenario convento habían sido renovados recientemente.
Se trata del último episodio de una larga serie de destrucciones y persecuciones que han afectado especialmente la aldea de Chan Thar, donde los católicos viven en armonía con los budistas. El 31 de diciembre, el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de los obispos birmanos, había hecho un llamamiento a la paz en el país en su mensaje de fin de año, pidiendo que "enero sea declarado el mes del alto el fuego" y que se establezcan corredores humanitarios, para permitir a las agencias nacionales e internacionales el libre acceso a regiones del país donde la población vive en una constante crisis humanitaria.
El milagro de la capilla de la Adoración
Es la Agencia Fides la que recoge el testimonio de la hermana Rita, una religiosa que huyó de Chan Tharn, y que relata haber pedido a la gente de camino que "abandone sus casas, que no se oponga a los soldados y que no resista, para evitar las matanzas y la brutalidad".
Sor Rita habla entonces de un milagro porque "la capilla de la Adoración, en la iglesia, no fue tocada por las llamas". Consideramos esto una señal del Altísimo, incluso en esta violencia brutal y sin sentido, el Señor está siempre con nosotros. Nuestra región era conocida por ser una de las más pacíficas y armoniosas de la nación. Ahora es un lugar de devastación y escombros. Es terrible”.
Gran sufrimiento y la esperanza en Dios
Entre los testimonios recogidos por la Agencia Fides figura el del padre Joseph, también de Chan Thar, quien recuerda con desgarro la destrucción de su aldea:
"Estamos viviendo un momento de gran sufrimiento – concluye el arzobispo de Mandalay, Marco Tin Win – pero no perdemos la esperanza porque sabemos que tenemos al Señor con nosotros. La confianza de los fieles en Él y el hecho de que la capilla de la Adoración de la iglesia destruida se salvara de las llamas es un hecho simbólico que consuela a los fieles y recuerda que nuestro único refugio es el Señor”.
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