Se agrava la crisis humanitaria en Myanmar
Vatican News
Esto es lo que pide el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar, en su mensaje para la Pascua, titulado “Abrazar la aurora de la paz”, difundido por la agencia de noticias Fides.
Tres años de sufrimiento
El Cardenal Bo hace un recorrido por el sufrimiento del pueblo birmano, atrapado en el conflicto civil desde hace tres años, tras el golpe militar de febrero de 2021:
En el mensaje enviado a la Agencia Fides, el arzobispo de Yangon invita a reflexionar sobre las enseñanzas de Jesucristo, "que ejemplificó el verdadero poder a través de humildes actos de servicio": "
Arrodillado ante sus discípulos, lavándoles los pies con profundo amor y humildad, demostró que el verdadero poder no reside en el dominio, sino en la entrega desinteresada a los demás".
El texto constata con dolor el devastador balance de los conflictos en diversos escenarios del mundo, como Tierra Santa, Ucrania y Myanmar, instándonos a "alzar nuestras voces en ferviente oración por la paz", junto con la justicia, deteniendo "el tumulto de la guerra".
Transformar los instrumentos de guerra en instrumentos de paz
La humanidad, subraya el purpurado, debe escuchar la voz del Papa Francisco, "abrazando el diálogo y la reconciliación como fundamentos del camino colectivo hacia la paz", cultivando "la llama de la esperanza en nuestros corazones, firmes en nuestra determinación de erradicar las fuerzas que traen división, odio y conflicto".
El llamamiento concluye con una mirada al misterio pascual: "Frente a los conflictos y problemas que vive hoy el mundo, reavivemos nuestra esperanza confiando en Cristo resucitado, que venció a la muerte y nos dio la verdadera vida. Esta esperanza da luz a la vida, vence el desaliento, genera solidaridad y contrarresta todas las semillas de violencia que la cultura de la indiferencia y del enfrentamiento siembra en nuestras sociedades y prepara el terreno para las guerras".
“Juntos – es el deseo del cardenal Bo – hagamos que el mundo se comprometa a transformar los instrumentos de guerra en instrumentos de paz, que el lenguaje universal de la fraternidad resuene en nuestras palabras y que nuestras acciones estén guiadas por la búsqueda de la paz".
Hambre, enfermedades y desplazados
Las comunidades católicas de Birmania se preparan para celebrar la Pascua de este 2024 en un clima de tensión y miedo cotidianos, y mientras se agrava la crisis humanitaria. El número de desplazados internos crece a un ritmo alarmante: más de dos millones seiscientas mil personas en todo el país han huido de sus hogares, mientras que, en total, dieciocho millones seiscientas mil personas – aproximadamente un tercio de la población total del país – necesitan ayuda humanitaria.
Los precios de los alimentos, el combustible y otros productos de primera necesidad siguen subiendo y una cuarta parte de la población se enfrenta actualmente al hambre y la enfermedad debido al colapso del sistema sanitario.
Casi dos millones de personas vulnerables
El ejército de Myanmar, señalan las organizaciones internacionales, restringe gravemente la entrega de ayuda humanitaria dentro del país, y las ONG y demás agencias humanitarias no pueden llegar a las personas necesitadas. Mientras tanto, el "Plan de respuesta humanitaria para Myanmar" elaborado y distribuido en el año 2023 por la ONU sólo ha recibido alrededor de un tercio de los fondos necesarios, lo que deja un déficit de financiación de seiscientos millones de dólares.
Esto significa, señala la ONU, que al menos un millón novecientas mil personas vulnerables no pudieron recibir la ayuda que tan desesperadamente necesitaban. En este contexto, la crisis de la minoría musulmana rohingya sigue sin resolverse. Unos seiscientos mil rohinyás permanecen actualmente en el Estado de Rakhine, al oeste de Myanmar, privados de derechos básicos como la ciudadanía, la libertad de circulación y el acceso a recursos y servicios esenciales.
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