Bérgamo exhausta. La solidaridad de los comerciantes
Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano
Mientras se prepara el hospital de campaña de los Alpinos en la Feria de Bérgamo, aquí se contabilizan el 27% de las muertes en toda Lombardía, según la Orden de las Profesiones de Enfermería de Bérgamo. La diócesis, preocupada por el excepcional estrés al que está sometido el personal médico, ha decidido poner a su disposición gratuitamente 50 habitaciones individuales con baño para garantizar unas horas de descanso entre los turnos del hospital. "Así es como cuidamos a los que curan", explica a nuestros micrófonos Don Roberto Trussardi, director de Cáritas.
Los jóvenes de la parroquia distribuyen bonos de compra
"A nuestros pobres nunca los hemos abandonado, así como a todos los que viven fragilidades", asegura Don Trussardi. "Los servicios de duchas, el comedor, los dormitorios, la ropa, siguen activos. Obviamente con tiempos más lentos. La directora de la prisión nos pidió jabón líquido para cada prisionero de Bérgamo, donde hay unos 600 presos. Nos costó mucho pedirlo, pero al final lo conseguimos y hoy llegan 1000 botellas que serán distribuidas, una para cada uno". El sacerdote añade que el problema sigue siendo el de las familias que piden el bono. "Como sólo hemos dejado abierto el centro de escucha de la diócesis, he pedido ayuda a los jóvenes de mi parroquia quienes, con diligencia y buena voluntad y con los dispositivos de protección adecuados, irán a las distintas zonas de la zona de Bérgamo, con su propio coche, para llevar las compras equivalentes al bono que les servirá para los próximos días".
Después de la pandemia, relanzar la nueva cercanía con los trabajadores
"La situación es realmente muy difícil. Estamos experimentando en primera línea el gran dilema entre el trabajo a mantener y la protección de la salud. ¿Cómo combinar las dos dimensiones?", se pregunta Don Cristiano Re, director de la Oficina Diocesana de Pastoral Social y Laboral. "A nivel local hay una gran atención por parte de los pequeños comerciantes, es hermosa la experiencia de cercanía de los negocios que crean contactos reales con la gente, llevando los comestibles a casa, incluso inventando formas con fantasía. Otro capítulo es el de las empresas y las grandes actividades productivas - observa el sacerdote - que deben, sin embargo, responder a las necesidades del mercado y satisfacer los pedidos ya realizados, manteniendo juntas las dificultades y los peligros que corren los empleados que continúan yendo al trabajo. Es una situación que requerirá que nos replanteemos muchas experiencias cuando nos reactivaremos. Debemos atesorar todo lo que estamos viviendo ahora, relanzando, también como Iglesia, una presencia real, concreta y efectiva cerca de nuestras empresas".
Una viuda: "Echo de menos los abrazos, me ayuda el barrio "
"Mi marido se ha ido hace menos de una semana. Estaba en un asilo y la fiebre alta se lo llevó. "Aún estamos conmocionados. Intentamos vivir este momento con esperanza. Estamos serenos porque por fin estará en paz, pero sin duda la ausencia se siente. Logro rezar poco en este momento, como en cambio suelo hacer habitualmente. Pero trato de mantener un contacto personal con Dios, nunca pierdo este contacto". La señora Maria Cortesi, de Bérgamo, habla de un “momento extraño: me hubiera gustado tener gente a mi alrededor, me gustan mucho los abrazos porque comunican mucho. Y sin embargo nunca hubiera imaginado que, aunque sólo por teléfono, recibiría tanta ayuda moral. El otro día necesitaba un alimento para una receta y se me ocurrió llamar a la señora que vive arriba y me la dejó delante de mi puerta. Pensé que podría crear un grupo WhatsApp con la gente de mi edificio. Y lo hice. Por ejemplo, un señor necesitaba esa herramienta que mide la oxigenación en el dedo y se la conseguimos. Nos ayudamos en la necesidad".
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