COP-29: los trabajos avanzan entre luces y sombras
por Pierluigi Sassi
«Acabo de presenciar una de las mayores catástrofes climáticas de nuestra historia. Más de 200 personas han perdido la vida. Por ellos estoy aquí: para decir que el cambio climático mata». Con esta dolorosa afirmación, el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, recordó en la Cop29 de Bakú que no será el espíritu «coplandiano» el que ponga fin a las tragedias cotidianas provocadas por el clima.
Sin embargo, a pesar de las expectativas más desalentadoras, la COP29 sigue adelante. Sorprendentemente, el primer día se dio un paso decisivo para desbloquear el mercado del carbono. No faltaron las acusaciones de demasiada ligereza en un tema tan delicado. Pero esto es sólo el primer acto, y el decisionismo parece estar dando a las negociaciones el impulso que necesitan. El segundo día llegó la activación del fondo para pérdidas y daños creado en 2022 en la Cop27. Las primeras erogaciones para los países pobres, víctimas inocentes del cambio climático, se esperan para 2025.
Un importante paso adelante que desgraciadamente no bastará por sí solo para sacar al Sur del abismo económico en el que se encuentra. Lo recordó con fuerza el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, que en Bakú relanzó la anulación de la deuda como un acto de justicia climática: «Quisiera reiterar el llamamiento del Papa Francisco pidiendo a las naciones ricas que reconozcan la gravedad de las acciones pasadas anulando la deuda de los países pobres. Sería una decisión de justicia. Existe una verdadera deuda ecológica sobre todo entre el Sur y el Norte del mundo y está vinculada a los desequilibrios comerciales».
Mientras tanto, China se confirma como protagonista - de la transición y de la COP - recordando que en los últimos ocho años ha destinado voluntariamente casi 25.000 millones a favor de la transición energética de los países en desarrollo. Y desde este ámbito, el Viceprimer Ministro Xuexiang Ding -mano derecha de Xi Jinping- dejó claro que China espera un compromiso igualmente convencido de todas las economías prósperas. Verdaderamente, ¡el mundo está al revés!
Mientras el Secretario General de la ONU, António Guterres, lanza otro sentido llamamiento para salvar a la humanidad de la catástrofe, Turquía es candidata a acoger la Cop31 (la Cop30 se celebrará en 2025 en Brasil). Las tres últimas conferencias se han celebrado en países intolerantes con las manifestaciones de la sociedad civil, y menos aún con las protestas de quienes luchan por un futuro mejor. En Bakú, como en Sharm el-Sheikh y Dubai, la escasa tolerancia, los precios prohibitivos y un estricto dispositivo de orden público desalentaron cualquier manifestación.
Este año, Greta Thunberg se manifestó en la vecina Georgia declarando que no debía permitirse a Azerbaiyán acoger esta cumbre. Era una referencia explícita a la economía del antiguo país soviético, impulsada por el sector de los combustibles fósiles, que para los azeríes representa el 90% de las exportaciones y el 50% del PIB.
Sin embargo, para deleite de los transeúntes, el colectivo artístico Captain Boomer Collective consiguió colocar una escultura hiperrealista de una ballena varada en la costa de Bakú. ¡Impresionante efecto escénico!
Pero la contribución de la sociedad civil necesita más libertad para expresarse. Al fin y al cabo, sólo a través de su voz se escucha desde hace décadas la conciencia medioambiental de toda la humanidad.
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