Misa en Mónaco: el cardenal Parolin insta a derribar muros y anunciar la paz
Hélène Destombes - Ciudad del Vaticano
La misa celebrada este domingo por la mañana en la Catedral dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, encaramada en la Roca, es el punto central de la visita de tres días del Cardenal Parolin al Principado de Mónaco. El purpurado ha afirmado sentirse "honrado de ser el primer Secretario de Estado del Papa" en celebrar la Eucaristía en este lugar. Tras transmitir "el afectuoso saludo del Papa Francisco y su bendición apostólica", ha recordado "las profundas raíces de la fe cristiana en esta tierra, así como su vinculación a la Sede de Pedro".
Basándose en la liturgia del día, que propone el discurso del profeta Jeremías sobre los pastores, el Secretario de Estado de la Santa Sede desarrolló a continuación una reflexión sobre "el buen pastor", que es el que "hace vivir y crecer al rebaño" ya que "es el que reúne y cura el rebaño, no el que lo dispersa y lo hace perecer".
Asimismo, el cardenal Parolin advirtió sobre la actitud del "mal pastor" que considera al rebaño como "su propiedad exclusiva" hasta el punto de apretar a las ovejas hasta que se asfixian.
Sólo Dios es el verdadero pastor
"Nadie puede ser un verdadero pastor de sí mismo y para sí mismo, porque sólo Dios es el verdadero pastor: sólo él puede dar vida a las ovejas y por las ovejas, mostrando así su ternura", subrayó el Secretario de Estado de la Santa Sede. Sin embargo, "la acción de Dios nunca es solitaria". El hombre está llamado a cooperar con él.
Por lo tanto, el Señor "realiza una elección". En este sentido, el purpurado indicó que esto no es una discriminación y no hay que escandalizarse. "Dios quiere llegar al corazón de cada uno de nosotros a través de la humanidad del otro. Esta es la forma que eligió para constituir y salvar a su pueblo", dijo el cardenal Parolin. "Por eso eligió a los Doce y antes de ellos a Moisés y a los profetas, y mucho antes a Abraham, de quien surgió el pueblo elegido", añadió.
El pastor es, pues, "el elegido y el que acepta de buen grado la elección que Dios realiza en él" y está llamado a "entrar plenamente en relación con el Señor". "Esto es aún más válido para los pastores de la Iglesia que han recibido una elección singular, realizada en el sacramento del orden", observó el cardenal Parolin, precisando que todos estamos llamados a vivir "esta experiencia de intimidad con el Señor".
Curar las heridas del cuerpo y la mente
Todos están invitados a "dar testimonio de su fe y hacer brillar la luz de Cristo allí donde se encuentren, en sus casas, en el trabajo, en los pueblos y ciudades, que a menudo están oscurecidos por la miseria del continuo egoísmo, la discordia y el conflicto".
Reunir el rebaño, por tanto, significa, como dice el apóstol Pablo en la carta a los Efesios, "anunciar la paz", con responsabilidad personal. También nosotros estamos llamados a "derribar los numerosos muros que nos separan y nos dividen", señaló el Secretario de Estado de la Santa Sede. Se trata, sobre todo, de "cuidar a nuestro prójimo", a los que son frágiles, están heridos y cubiertos de heridas del cuerpo y del espíritu, como los pobres, los marginados y los migrantes.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí