La Asamblea Eclesial aportó la participación del Pueblo de Dios
Celam-Ciudad del Vaticano
En sus respuestas Guerra afirmó que uno de los aportes de la Asamblea Eclesial, es la promoción de una amplia participación, incluyendo los diversos sectores, buscando nuevos caminos para renovar la sociedad y la Iglesia en preparación a los próximos jubileos Guadalupano y el de la Redención.
Para ello la Pontificia Comisión para América Latina, acompaña estos procesos animándolos y haciendo ver que lo que los convoca es la fe en Jesucristo. Considerando la inclusividad, la base desde la cual se renueve la vida de la Iglesia. a continuación la entrevista escrita hecha al secretario de la CAL:
La asamblea se orienta ahora a la post asamblea. Cuales han sido los aportes más significativos que se dieron, y qué compromisos nos llevarán estos aportes.
R. Creo que la Asamblea, primero que nada es un gran aprendizaje, en una sociedad latinoamericana en la que se nos ha dificultado sistemáticamente dialogar, participar, evitar extremismos, la Iglesia Católica, convocando esta Asamblea, abre indiscutiblemente una novedad, no sólo eclesial, sino también social, promoviendo una amplia participación, invitando a incluir los más diversos sectores, y desde esa pluralidad, buscando encontrar nuevos caminos para renovar a la sociedad y a la Iglesia en los próximos años, de cara al Gran Jubileo Guadalupano 2031 y al Jubileo de la Redención en 2033.
El principal aporte, el principal rendimiento es que estamos haciendo un movimiento contracultural que nace de la fe, y que nos reeduca, primero internamente como Iglesia a escucharnos y a trabajar juntos. Y luego, esperemos, que esto tenga diversas proyecciones sociales para contribuir a restaurar el tejido social de nuestras sociedades muchas veces, gravemente heridas.
De qué manera la Pontificia Comisión para América Latina podrá seguirse vinculando al proceso que ha desatado la Asamblea Eclesial.
La vocación de la Pontificia Comisión para América Latina es servir, jamás ser una aduana, sino servir a las Iglesias particulares, a las comunidades de vida consagrada, y a todos los movimientos sociales y eclesiales de América Latina, para que puedan encontrar una acogida generosa y cristiana en la santa Sede ¿ cómo debemos acompañar desde la Santa Sede estos procesos? primero animándolos a que, siempre seamos conscientes que lo que nos convoca es algo más grande que nuestras propias fuerzas y nuestros propios sueños que es la fe en Jesucristo. Segundo, facilitando todo lo que sea necesario, proveer desde la Santa Sede, para que la inclusividad, y la comunión auténtica del Pueblo de Dios, sea la base desde la cual se renueve la vida de la Iglesia. ¿por qué insisto en esto? porque entre mayor inclusividad exista, entre más voces de esta amplia sinfonía sean escuchadas, sin marginar a nadie, sin rechazar a nadie, podremos entonces todos, aprender de todos y verdaderamente lograr un sensus fidei fideilium como el que espera el Santo Padre, y cómo el que en el fondo el Concilio Vaticano II nos invita.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí