Krajewski, enviado por el Papa a Tierra Santa para un mensaje de paz
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
"Paz" es el don que el Papa, especialmente en este tiempo de Navidad, ha invocado varias veces en los numerosos llamamientos que ha lanzado para poner fin al conflicto entre Israel y Hamás, pero también por la martirizada Ucrania que sufre desde hace casi dos años. En esta tercera guerra mundial en pedazos, la oración se hace acción y se convierte en misión a través del cardenal Konrad Krajewski, a quien Francisco envió a Tierra Santa, "como signo concreto -se lee en un comunicado del Dicasterio para el Servicio de la Caridad- de su participación en el sufrimiento de quienes están experimentando personalmente las consecuencias de la guerra".
"De hecho, es deseo del Santo Padre -se lee- que este viaje vaya acompañado de la oración para obtener el don de la paz en los territorios donde todavía resuena el fragor de las armas". Una paz que será invocada en una gran oración que el Limosnero del Papa hará junto con el Patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, y toda la Iglesia local, "para celebrar el nacimiento de Jesús, príncipe de la paz y única esperanza del mundo".
Misiones de oración, ayuda y paz
Para el cardenal Krajewski será de nuevo una Navidad lejos de Roma. El año pasado, de hecho, viajó a Ucrania para llevar a la población camisetas térmicas, donadas por miles de personas también a través de una suscripción on-line, pero también para entregar generadores eléctricos. Ayuda material y espiritual son las dos vías por las que el Limosnero cumple su mandato. Incluso en Pascua, otro momento fuerte para la Iglesia, la cercanía del Papa a la población ucraniana se hizo sentir, con imágenes conmovedoras de su oración ante las fosas comunes de Borodjanka, una de las zonas más devastadas por el conflicto. A Tierra Santa, el cardenal llegó con una oración en el corazón, la misma que el Papa Francisco recitó el 8 de junio de 2014 en los Jardines Vaticanos en presencia del presidente israelí Shimon Peres y del presidente palestino Mahmoud Abbas. Una oración recordada en el comunicado de la Limosnería y que sigue siendo muy actual hoy:
Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica.
Concédenos la paz, enséñanos la paz, condúcenos a la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos el valor de decir: "¡nunca más la guerra!"; "¡con la guerra todo se destruye!".
Infúndenos el valor de hacer gestos concretos para construir la paz. Y que estas palabras sean desterradas del corazón de cada hombre: ¡división, odio, guerra!
Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos haga encontrar sea siempre "hermano", y el estilo de nuestras vidas sea: ¡shalom, paz, salam!
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