Peña Parra: ¿Buscamos un Adviento "transgresor"? Cultivemos el silencio
L'Osservatore Romano
"Cultivar el silencio" - a pesar de que "las palabras que escuchamos son decenas de miles al día y provienen no sólo de las personas, sino también de los medios de comunicación, de los anuncios, de las redes sociales" - siguiendo el ejemplo "de Juan Bautista, de San José, que nunca habla en los Evangelios, y, sobre todo, de María Santísima, Virgen del silencio". Son las instrucciones para un "Adviento trasgresor" que el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, indicó al "Pio sodalizio dei piceni" y a la "Associazione marchigiani" residentes en Roma, celebrando ayer, 10 de diciembre, la misa por la fiesta de Nuestra Señora de Loreto en la parroquia-santuario de San Salvador en Lauro.
Invitado por el párroco, monseñor Pietro Bongiovanni, el prelado recordó que la iglesia romana "conserva una de las pocas copias del siglo XVII" de la estatua mariana y la luminosa procesión que la llevaba por las calles del barrio, haciendo de San Salvador en Lauro "el corazón de la devoción a la Virgen Lauretana" en la Urbe.
A continuación, comentando las lecturas propuestas por la liturgia, monseñor Peña Parra remarcó la importancia del silencio "frente a los mayores peligros para la fe, que no son tanto sus enemigos o ideologías contrarias, sino las disipaciones del corazón, la incapacidad de permanecer despierto porque anestesiado por tantas distracciones e inutilidades, que adormecen el alma y la alejan de la voz del Señor". Por eso el Adviento "se propone como tiempo de recogimiento y oración precisamente en el período en el que, con los compromisos de fin de año, las obligaciones que se acumulan y las prisas por los regalos, parece que no se puede parar un momento", explicó el sustituto. Y concluyó su reflexión con un consejo espiritual: "En nuestras casas -dijo-, es el periodo en el que montamos el belén. Podríamos detenernos allí un momento cada día, para contemplar en silencio al Señor que viene a habitar nuestra vida y nuestro mundo, y confiarle lo que llevamos en el corazón.
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