Europeos de ciclismo: se empieza rezando por la paz
Giampaolo Mattei
Rezando por la paz en Europa antes de la «salida» de los Campeonatos de Europa de ciclismo. En la catedral de Hasselt – ciudad en la que ayer, domingo 15 de septiembre, se fijó la meta de la carrera: 222 km por las carreteras de Flandes que han hecho la historia de las «dos ruedas» – Rien Schuurhuis (que corre para Athletica Vaticana con el dorsal 131), relanzó anteayer por la tarde, al final de la misa, el mensaje del Papa Francisco por la paz, en particular en Europa.
Una oración por la paz que Athletica Vaticana comparte en todos los eventos deportivos internacionales: desde los Campeonatos de los pequeños Estados de Europa en junio en Gibraltar, hasta los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del verano en París con la propuesta de la «Tregua Olímpica» apoyada también por el Papa Francisco. Una oración para que el deporte pueda ser también un canal diplomático original que, con su lenguaje al alcance de todos, permita un diálogo capaz de superar obstáculos aparentemente insuperables.
«No podemos olvidar que a no muchos kilómetros de distancia, justo en el corazón de Europa, hay guerra: la gente está luchando, la gente está muriendo, tantas vidas se están rompiendo», dijo el ciclista del Vaticano, que ayer también tuvo a su lado a dos corredores ucranianos.
«Dentro de unos días, del 26 al 29 de septiembre, el Papa Francisco estará en Bélgica», recordó Schuurhuis, antes de recitar la “Oración del maratoniano” – expresión de la espiritualidad deportiva de Athletica Vaticana – traducida personalmente al neerlandés por el obispo de Hasselt, monseñor Patrick Hoogmartens.
Al reunirse con el equipo ciclista del Vaticano, el obispo señaló que el ciclismo es, sobre todo en Bélgica, una experiencia de comunidad y de personas, y no sólo un deporte que siguen apasionadamente jóvenes y mayores. Alentó las iniciativas deportivas centradas en la fraternidad, la inclusión y la solidaridad. Y también recordó su pasado como corredor: siendo un joven sacerdote, corrió la «clásica» media maratón Roma-Ostia en 1983 (con un tiempo de 2h04'15").
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