"Iglesias y Minería" celebra 10 años de lucha por la Creación en Latinoamérica

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

La red “Iglesias y Minería” expresa su solidaridad con el pueblo guatemalteco, que como muchos otros de la región lucha por construir una sociedad libre de injusticias y atropello a sus derechos. Así lo establece la entidad en su declaración conclusiva del V Encuentro Continental de la Red Iglesias y Minería, efectuado del 3 al 8 de noviembre en Ciudad de Guatemala.

La reunión congregó a comunidades indígenas, campesinas y urbanas, líderes religiosos y espirituales, miembros de los nodos locales y organizaciones que integran el conjunto. El objetivo fue evaluar y reafirmar su compromiso por la defensa de la creación y los modos de vida de los pueblos afectados por el extractivismo y el calentamiento global.

El encuentro aconteció, según afirman en la nota, en un contexto de creciente deterioro de la democracia, influyente repercusión de los autoritarismos y otras problemáticas que acentúan las brechas de desigualdad.

En estos 10 años, la red asegura haber transitado de la indignación por los desastres mineros que les han “golpeado el corazón” a la acción concreta manifestada en la investigación, la documentación y el crecimiento a nivel continental.

“Allí donde hay vulneraciones a los derechos y a la vida, allí la Red se convierte en un espacio de acogida, de solidaridad y comunidad”, escriben.

Los integrantes del espacio ecuménico destacan los diálogos en el Vaticano “con los grandes bancos europeos y con los Estados” que financian el modelo “destructor y de muerte”. En este sentido, exhortan a todas las Iglesias “a encarnarse y caminar unidas a las comunidades y pueblos”, acompañándolos en las difíciles luchas de resistencias que les toca enfrentar “para sobrevivir ante las agresiones del capitalismo”.

También denuncian las propuestas evasivas y las falsas promesas de prosperidad que califican de “ilusorias” así como “los anuncios de salvación de grupos religiosos reaccionarios que se alejan de la defensa de los derechos humanos inalienables de toda persona”.

Como Iglesias, enfatizan que no se puede ser cómplices y tibios ante los que amenazan la vida y el futuro de las comunidades. Asimismo, reconocen que el verdadero camino lo indican los pueblos originarios y afrodescendientes en sus territorios y con su profunda espiritualidad, “que saben vivir en armonía con la creación y se convierten en los cuidadores de la casa común”. A su vez, remarcan el deber de acompañar con determinación la lucha por la visibilidad y la identidad de los pueblos históricamente excluidos.

“Iglesias y Minería” advierte lo que considera “una peligrosa amenaza a la vida y a las luchas de los pueblos por la defensa de la Madre Tierra en cada territorio sacrificado”: el ecologismo de la transición energética.

“El camino es largo y los tiempos cada vez más difíciles, sin embargo, nos sentimos renovados en la valentía de Jesús, en su opción por la defensa de la vida y así cantamos y gritamos junto a miles de hermanas y hermanos que: ¡Seguiremos luchando! ¿Hasta cuándo? ¡Hasta siempre!”, concluyen.