Krajewski lleva el abrazo del Papa a Belén: se reúne con familiares de Gaza
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Llevó los "saludos" del Papa, junto con la seguridad de que Francisco "reza por ellos, organiza ayudas, sensibiliza a los políticos para que paren la guerra", el cardenal Konrad Krajewski a los cerca de dos mil fieles reunidos para la celebración navideña en la Basílica de la Natividad de Belén. Junto con el Patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, el limosnero papal se reunió también con 20 familiares de personas que están pasando estas fiestas bajo las bombas y los cohetes en la Franja de Gaza, quienes le pidieron tranquilidad sobre su futuro y el de sus parientes.
Una Navidad de esperanza
La misión del cardenal en Tierra Santa, adonde acudió para llevar la cercanía y la ayuda del Papa a todos los fieles que, a causa de la guerra, celebran una Navidad de luto y dolor, alcanzó su punto culminante. En Belén, el lugar del nacimiento del Salvador, el cardenal polaco encontró, sin embargo, un escenario diferente: gente vestida de fiesta, con hombres de traje y corbata y mujeres vestidas de blanco, dispuestos a cantar "hasta el Cielo", a dar gracias al Señor a pesar del horror y a expresar la firme esperanza de que "esta guerra termine pronto".
Reunión con familiares de la población de Gaza
Escenas que asombraron al propio cardenal, quien -en contacto con los medios vaticanos- dijo sentirse conmovido por la fe de estos cristianos, así como por la mirada de esperanza mostrada por el grupo de familiares de personas de Gaza, con los que se reunió hace unas horas el Patriarca Pizzaballa, antes del almuerzo de Navidad organizado por la comunidad franciscana. "Hicieron preguntas a Su Beatitud sobre las consecuencias de la guerra. En la Franja más o menos 900 personas no tienen nada, han destruido casas", relata Krajewski. "Por eso, cuando acabe esta maldita guerra, debemos estar preparados para ayudar a los que quieran quedarse y a los que quieran irse. Tenemos que pensar en prefabricados, por ejemplo, y arreglar las escuelas, porque sin escuela, ¿cómo pueden quedarse los niños?" Estas personas, comenta el cardenal, "viven con la esperanza de que esta guerra debe terminar". Y encarnan el Evangelio en el que "Jesús nos invita a poner primero a Dios y después al prójimo".
La ayuda de Jordania, una bendición
El limosnero del Papa, antiguo representante pontificio entre los escombros físicos y espirituales de Ucrania, aplaude también la ayuda recibida ayer en Jordania gracias al rey Abdalá II, que envió en helicóptero medicinas y ayuda para la población de Gaza: "Tantos países no han hecho nada, pero el rey de un pequeño país lo hizo"
La noticia de la llegada de las medicinas llegó ayer por la tarde, mientras el cardenal cenaba con Pizzaballa, miembros de la comunidad franciscana local, algunas autoridades palestinas, los alcaldes de Asís y Greccio, y colaboradores del Santuario, que inmediatamente después participaron en una procesión nocturna desde la sede del Patriarcado hasta la Basílica y la Gruta de la Natividad ("Una procesión desordenada, la gente salía de sus casas y tiendas para saludar al Patriarca que venía en nombre de Jesús. Era difícil moverse, parecía Porta Portese..."). La llegada de la ayuda fue acogida como una "bendición" navideña, teniendo en cuenta el creciente número de enfermos y heridos. "El vicepárroco de la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza", informa Krajewski, "me dijo que sólo en el distrito eclesiástico tienen 50 heridos, sin medicinas. Así que estas medicinas son una bendición navideña de gente valiente que, a pesar de todo, busca rendijas para llevar ayuda".
La cercanía del Papa
Ayuda que se suma a la enviada por el Papa, "que llegó directamente a Gaza, sobre todo para los niños y los heridos y para que puedan comprar alimentos y cosas necesarias". El cardenal aprovecha estos momentos de convivencia para entender cómo comprometer la ayuda del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, que él dirige: "Tenemos que entender cómo podemos movernos para ayudar a esta gente, organizar algo a nivel internacional para apoyarles. Esto ya es una esperanza para la Navidad".
El cardenal Krajewski también habló de esperanza en su saludo al final de la Misa de Navidad celebrada en árabe por Pizzaballa en la Basílica esta mañana a las 10: "Estaba todo lleno, así que había al menos dos mil personas, toda la gente de Belén. Aquí, unas 150.000 personas han perdido su trabajo porque Belén está rodeada, la gente no puede salir y, por tanto, los muchos que trabajaban fuera han perdido su trabajo. A pesar de ello, vinieron a celebrar el nacimiento de Jesús y la esperanza de que todo acabe. Había mucha gente joven, bien vestida, mujeres con un toque de blanco, hombres con traje y corbata. Esto ya decía mucho: ¡qué gran fiesta estamos celebrando! Y rezaban el Padre Nuestro, levantando los brazos en el aire, invocando la paz. Y luego los cantos, los cantos con voces muy altas, parecían llegar hasta el cielo y hasta el Señor. En Roma no encontramos parroquias donde se cante así, quizás en las montañas... A todos les llevé el saludo del Santo Padre, les llevé un fuerte abrazo suyo, les dije que no les deja solos, que reza por ellos, que organiza ayudas, sensibiliza a los políticos para que paren la guerra, para que depongan las armas, para que intercambien esta paz internacional que tanto necesitamos".
Gratitud por Francisco
Inmediatamente después de la misa, cuenta el limosnero, "salimos con el Patriarca de la Basílica y saludamos a toda la gente que había venido a celebrar el nacimiento de Jesús. ¡Los dos mil! Saludé a dos mil personas en nombre del Santo Padre!". También en esta ocasión, muchos "agradecieron mucho al Papa cuando les llevé sus saludos. Hubo aplausos para el Papa Francisco que nunca los ha abandonado, que siempre está cerca, que sufre como ellos sufren".
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