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Se abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros

El cardenal arcipreste James Michael Harvey abrió la Puerta Santa de San Pablo Extramuros. Las Puertas del Año Santo se encuentran en la Basílica de San Pedro y en las tres Basílicas Papales. La excepción fue la puerta abierta en la cárcel romana de Rebibbia, por deseo del Papa Francisco

Vatican News

Esta mañana del domingo 5 de enero se abrió la quinta y última Puerta Santa del Jubileo de la Esperanza. Se trata de la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros.

Cristo es nuestra esperanza

Presidió la ceremonia el cardenal arcipreste James Michael Harvey, quien en su homilía destacó la alegría y la esperanza que se derivan de este gesto.

Alegría porque ha nacido el Salvador y esperanza porque Cristo es nuestra esperanza.

El purpurado afirmó en su homilía:

La apertura de la Puerta Santa marca el paso salvífico abierto por Cristo con su encarnación, muerte y resurrección, llamando a todos los miembros de la Iglesia a reconciliarse con Dios y con el prójimo

“Y cuánta esperanza necesitamos hoy – agregó el cardenal Harvey –especialmente en este período post-pandémico marcado por tragedias, guerras y crisis de todo tipo”.

 

“El Jubileo de 2025, como cada Año Santo, nos pide que nos hagamos peregrinos”

Esto significa sentirse parte de una comunidad que lleva dos mil años recorriendo los caminos de este mundo, anunciando la resurrección del Señor Jesús.

 

A través de esta experiencia, la Iglesia invita a cada peregrino a emprender un viaje espiritual tras las huellas de la fe y espera sinceramente que esto reavive la llama de la esperanza en sus corazones.

El cardenal arcipreste James Michael Harvey también afirmó en su homilía:

“Con espíritu de verdaderos peregrinos, caminando, por así decirlo, con la cruz en la mano, acojamos con alegría el llamamiento del Papa Francisco a toda la Iglesia para este Jubileo que acaba de comenzar”

Una llamada urgente y exigente a la vez, para que no sólo tengamos esperanza, sino que irradiemos esperanza, seamos sembradores de esperanza. Y éste es, sin duda, el don más hermoso que la Iglesia puede ofrecer a toda la humanidad, especialmente en este momento de su historia.

Que el Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la Iglesia, acompañe nuestros pasos en esta peregrinación de fe, firmes en la esperanza que no defrauda.

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05 enero 2025, 11:30