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A diario miles de hombres y mujeres toman la decisión de salir de sus países para encontrar en otras latitudes un futuro mejor para ellos y sus familias. Muchos migran presionados por una situación social y económica insoportable, mientras que otros lo hacen huyendo de violentos conflictos que ponen en riesgo sus vidas. Tantos de ellos mueren en el tránsito hacia una nueva tierra, y los que logran llegar a destino encuentran enormes barreras para construir una vida nueva. Detrás de cada persona hay experiencias de dolor, de desarraigo, de injusticia, pero también de sueños y esperanzas.
Sus historias las contamos a través de “Voices of Migrants”, un proyecto del Global Solidarity Forum y el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, que muestra tanto el drama de la migración, como la superación de quienes logran abrirse un espacio en medio de la adversidad.
A través de testimonios escritos, audiovisuales y fotográficos damos cuenta de la incansable labor que realizan organizaciones de la Iglesia Católica, muchas veces en alianza con entidades de la sociedad civil, para que todos los migrantes del mundo sean cada vez más acogidos, protegidos, promovidos e integrados en una nueva sociedad.
Organizaciones de inspiración católica despliegan una serie de programas sociales en Ceuta y Algeciras, acompañando a quienes llegan desde África para entrar en Europa. Una de las mayores luchas es contra la trata de personas, que somete a las mujeres a la prostitución forzada.
El aumento exponencial de la llegada de mujeres extranjeras al país sudamericano está desafiando al Estado y a la sociedad civil. Diversas organizaciones eclesiales ofrecen múltiples oportunidades a través de capacitación, empleo y apoyo al emprendimiento.
El profundo trabajo en red que las instituciones católicas realizan con organizaciones de la sociedad civil y del Estado brasilero, hace que su contribución y su opinión sean altamente valoradas al momento de enfrentar los desafíos que impone la llegada de los migrantes.
El sufrimiento, los problemas personales y la lejanía de sus familias no lograron coartar los sueños de Fatoumata, Martial y Saleha. Estos tres jóvenes de origen extranjero han luchado con tenacidad para abrirse un futuro en España, donde de la mano de una red de organizaciones de la Iglesia católica los están alcanzando.
Mohamed, con solo 9 años, escapó desde su casa en Marruecos para buscarse un futuro en Europa. Tras pasar por diversos centros de protección de menores, una comunidad de religiosas lo acogió, le dio estabilidad y lo acompañó en un proceso humano que hoy lo tienen cursando un master universitario y trabajando para otros migrantes en la Fundación Tierra de Todos.
Mientras una nueva normativa agiliza los permisos de residencia para quienes inicien un proceso de formación para el trabajo, al mismo tiempo se levanta en Algeciras un enorme Centro de Internamiento de Extranjeros sin documentación. Organizaciones civiles y de la Iglesia advierten que dicha infraestructura será una verdadera cárcel para personas que no han cometido delitos.
Religiosas y sacerdotes de la Familia Scalabriniana sostienen iniciativas junto a psicólogos y psiquiatras para acompañar a quienes viven el duro proceso de adaptación a un nuevo país. Más que patologías, el principal foco de tratamiento son el dolor y la desesperación ante la incertidumbre de lograr una autonomía de vida.
Huyendo desde Nigeria y Costa de Marfil dos hombres arriesgaron hasta el límite sus vidas con tal de dejar su propia tierra. Ocultos en barcos y sin conocer su destino llegaron hasta Sao Paulo, donde la organización Missão Paz de los religiosos scalabrinianos hoy los ayuda abrirse a un nuevo futuro.
Se trata de la primera fase del proyecto piloto puesto en marcha en Addis Abeba por el Fondo Mundial de Solidaridad, en cooperación con cinco congregaciones religiosas. Desplazados internos, procedentes del campo y del Tigray en guerra, repatriados de los países árabes del Golfo, refugiados, marginados y niños de la calle de la capital, son acogidos por las Misioneras de la Caridad, el Servicio Jesuita a Refugiados y los Salesianos de Don Bosco, para luego recibir formación y encontrar trabajo.
Recientemente se ha firmado en Addis Abeba un acuerdo entre la red intercongregacional apoyada por el Global Solidarity Fund y dos bancos locales, que proporcionarán servicios de microcrédito a grupos de desplazados internos, migrantes "retornados" y refugiados para que pongan en marcha sus propios negocios. Bancos incluidos en un proyecto trienal, denominado Tila, nacido en 2021 de la colaboración entre el Ministerio etíope de Trabajo y Cualificaciones y la Fundación MasterCard
En Adís Abeba, capital del país africano que acoge a más de un millón de refugiados del continente, en 30 meses el proyecto piloto del Global Solidarity Fund ha cambiado la vida de más de 1.500 emigrantes "de retorno", refugiados y desplazados internos. Formados por cinco congregaciones religiosas, coordinadas por la arquidiócesis, en corte y confección o peluquería, en ayuda doméstica o en corte de cuero, más del 70% ya han encontrado trabajo. Las historias 5 de ellos.
El cardenal arzobispo de Addis Abeba pide "justicia, resarcimiento y perdón" para las personas que lo perdieron todo en la guerra, detenida por el acuerdo de paz de noviembre de 2022 entre el gobierno y el Frente de Liberación de Tigray. Con confianza mira el crecimiento del proyecto del Global Solidarity Fund para formar y ayudar a iniciar un trabajo en Etiopía a migrantes "que regresan", refugiados y desplazados internos, en el que participan su diócesis y cinco congregaciones religiosas
En el país más grande del Cuerno de África, la pequeña comunidad católica celebra la Resurrección de Cristo el 16 de abril, siguiendo a la Iglesia copta ortodoxa, mayoritaria en Etiopía. Las voces del padre Berga, responsable de la Comisión socio-pastoral de la archidiócesis de Adís Abeba, y de la hermana Nieves, misionera salesiana española, sobre las esperanzas de una paz verdadera en el Tigray, y la "resurrección" de los refugiados y los últimos apoyados por la red inter-congregacional nacida
Un proyecto del Global Solidarity Fund fomenta el trabajo en red de congregaciones religiosas junto con el sector privado. Así, no solo dan mayores oportunidades de capacitación y de trabajo, sino que luchan contra los abusos a los migrantes, enfrentando especialmente la trata de personas.
Un proyecto del Global Solidarity Fund busca cerrar la brecha laboral que dificulta a quienes han cruzado desde Venezuela encontrar empleos en tierras colombianas. La apuesta es vincular de modo eficiente y sistemático a los centros de capacitación pertenecientes a congregaciones religiosas con empresas que provean trabajos estables.
Diversas congregaciones como los misioneros scalabrinianos, las hermanas de la Divina Voluntad, las Adoratrices y las religiosas scalabrinianas forman parte del Hub para la innovación social impulsado por el Global Solidarity Fund. La iniciativa les permite una coordinación para dar una respuesta integral a los migrantes, de modo que ofrecen formación para el trabajo y contactos para que se empleen o creen sus propios negocios.
Un proyecto del Dicasterio para la Comunicación y el GSF
Coordinadores de proyectos
Felipe Herrera-Espaliat Dicasterio para la comunicación - Alessandra Tarquini GSF
Artículos y vídeos: Felipe Herrera-Espaliat (reportajes en Brasil, Colombia, España); Alessandro Di Bussolo (reportaje en Etiopía)
Fotos: Giovanni Culmone (Brasil, Etiopía, España); Margherita Mirabella (Colombia)
Un agradecimiento especial a todas las congregaciones, asociaciones y personas que hemos encontrado y que han hecho posible este proyecto.